Ubicada en el corazón del centro histórico de Sevilla, la Casa de Pilatos es un conjunto residencial privado de la ciudad en el que se pueden celebrar eventos privados.
La construcción del palacio comenzó en 1483 por iniciativa de Pedro Enríquez de Quiñones y su esposa Catalina de Ribera, fundadores de la Casa de Alcalá. El edificio se levantó sobre terrenos confiscados por la Inquisición. Después de la muerte de Pedro, su esposa concluyó la obra y posteriormente su hijo Fadrique Enríquez de Rivera y su nieto, Per Afán de Ribera y Portocarrero, ampliaron y decoraron el palacio.
A lo largo del siglo XVI, la Casa de Pilatos experimentó profundas transformaciones debido a la estrecha relación que sus miembros más destacados mantenían con Italia. Se convirtió en un punto de encuentro donde las nuevas formas y gustos del Renacimiento penetraron en Sevilla. En el siglo XIX, se llevaron a cabo reformas de estilo romántico que completaron su pintoresca apariencia, una armoniosa síntesis de los estilos gótico-mudéjar, renacentista y romántico.
En las salas del palacio se pueden admirar obras de arte como los frescos de la apoteosis de Hércules realizados por Francisco Pacheco, así como una serie de pinturas de tauromaquia de Francisco de Goya.